Víctor Eduardo Hernández Luna, un joven atleta de 27 años, originario de la Ciudad de México, ha encontrado en el deporte no solo una pasión, sino un legado familiar que lo impulsa a alcanzar grandes metas. Desde temprana edad, Víctor fue influenciado por su abuelo, quien jugó un papel crucial en su desarrollo deportivo.

“Mi gusto por el deporte surgió gracias a mi abuelo. Desde que era niño, siempre me llevaba al parque a correr y a hacer ejercicio. Estoy eternamente agradecido con él porque sin él no sería nada de lo que soy ahora”, compartió Víctor a todomenosfutbol.com

Esta profunda conexión con su abuelo ha sido el cimiento sobre el cual ha construido su carrera deportiva.

El apoyo familiar ha sido otro pilar fundamental en la vida de Víctor. “El significado del apoyo familiar para mí lo es todo, ya que sin mi familia no hubiera podido llegar a donde he llegado. Ellos son mis psicólogos, nutriólogos, son lo que está detrás de todo. Son mi primer equipo y mi respaldo”.

Actualmente, Víctor se encuentra en plena preparación para la Copa Internacional Pat Shaw, que se llevará a cabo el 7 y 8 de junio en Guatemala. Este evento es una oportunidad crucial para demostrar su talento y seguir avanzando en su carrera. Además, su compañero de equipo, Max Betanzos, participará en el Mundial de Lucha Tradicional el 28 de junio, mostrando el nivel competitivo de los luchadores mexicanos en el escenario internacional.

El sueño de Víctor es claro y ambicioso: “Mi sueño en el deporte es clasificar a unos Juegos Olímpicos y si todo se acomoda, lucharé para poder alcanzar ese sueño”. Con una determinación inquebrantable y el apoyo incondicional de su familia, Víctor está dispuesto a dar lo mejor de sí mismo para lograr esta meta.

Víctor también busca inspirar a otros y poner en alto el nombre de México en el deporte de la lucha. “Solo quiero dar a conocer el deporte de la lucha y que hay mexicanos listos para competir a nivel internacional”.

La historia de Víctor Eduardo Hernández Luna es un testimonio de cómo el apoyo familiar y la pasión por el deporte pueden converger para crear grandes atletas. Su camino hacia el éxito es un reflejo de esfuerzo, dedicación y un profundo sentido de gratitud hacia aquellos que han estado a su lado desde el principio.

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