Mujeres en el frontón: una cancha que también les pertenece | Durante décadas, el sonido seco de la pelota contra la pared verde fue casi exclusivamente un eco masculino. Sin embargo, en los últimos años, cada vez más mujeres mexicanas han comenzado a ocupar con fuerza ese espacio, desafiando prejuicios, reescribiendo la historia y posicionándose como protagonistas en un deporte tradicionalmente dominado por hombres.
La incursión femenina en el frontón mexicano no ha sido sencilla. Durante gran parte del siglo XX, la participación de mujeres era prácticamente inexistente, limitada por estereotipos de género y una escasa promoción del deporte entre niñas y jóvenes. La falta de infraestructura, entrenadoras y apoyo institucional consolidó por mucho tiempo la invisibilidad de las pelotaris.
Fue hasta finales de los años noventa y principios de los dos mil que comenzaron a surgir nombres que abrieron camino en competencias nacionales e internacionales. El impulso fue discreto, pero constante: en torneos regionales y nacionales aparecieron figuras que demostraron que las mujeres también podían dominar la velocidad, la estrategia y la potencia del juego.
Casos como el de Rocío Guillén inspiraron y así surgieron otros más como el de Daniela Vargas.
Hoy, ese panorama ha cambiado de forma significativa.
La Federación Mexicana de Frontón y algunas asociaciones estatales han comenzado a impulsar programas para fomentar la participación femenina, y los frutos ya son visibles. México ya cuenta con pelotaris destacadas en competencias internacionales de pelota vasca, como los Campeonatos Mundiales y Juegos Panamericanos.
Jugadoras que han llevado la bandera nacional a lo más alto del podio en pruebas de trinquete y frontenis, desafiando no solo rivales, sino también las barreras sociales que históricamente han limitado la visibilidad del deporte femenil.
La visibilidad mediática aún es limitada, pero crece gracias a iniciativas independientes, medios especializados y redes sociales, donde las propias atletas comparten sus logros, entrenamientos y luchas cotidianas. Además, el frontón se ha convertido en un espacio de empoderamiento para muchas jóvenes que encuentran en la pelota un camino de disciplina, competencia y orgullo.
El desafío ahora es doble: consolidar la equidad en torneos, apoyos y espacios de entrenamiento, y generar modelos a seguir que inspiren a nuevas generaciones. Porque si bien el muro sigue siendo el mismo, la historia que rebota en él está cambiando. Y cada vez más, suena con voz de mujer.

Mujeres en el frontón: una cancha que también les pertenece
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